LA BÚSQUEDA DE LA LUZ EN LA OSCURIDAD
* Por Elena Aguilar Sneg Mis ojos cansados reflejan la tristeza y la frustración que me consume día tras día. Siento un peso en el pecho, una opresión que no me deja respirar. La vida parece haberme dado la espalda, y yo me encuentro en medio de un oscuro laberinto sin salida. Cada mañana me levanto con la esperanza de que algo cambiará, de que una oportunidad se presentará ante mí. Pero los días se convierten en semanas, y las semanas en meses, y sigo estancada en la misma situación desoladora. Una vez, un psicólogo quiso dar una voz de alerta a mi familia, advirtiéndoles que los problemas emocionales no siempre se manifiestan de forma evidente. Les explicó que los sutiles cambios de comportamiento, las expresiones de tristeza y el aislamiento podrían ser indicios de que alguien está pasando por momentos difíciles y necesitaba ayuda desesperadamente. Pero los años pasaron, y con el tiempo también pasaron ellos, hasta que me quedé sola una vez más. ¿Qué más puedo hacer? Me siento i