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Noche Eterna sin Estrellas

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Historias Mínimas * Por Elena Aguilar Sneg La mariposa, cansada de batallar contra las tormentas perpetuas, finalmente dejó de revolotear. Sus alas, alguna vez vibrantes, se desplegaron por última vez, cayendo al abismo. La última luz se desvaneció, y sus sueños se sumieron en una eterna noche sin estrellas.

Soledad de un Sueño Desvanecido

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Historias Mínimas * Por Elena Aguilar Sneg «En un rincón olvidado de la ciudad, donde las sombras danzan con la melancolía, su existencia transcurría entre las paredes grises desgastadas por los sueños que un día albergó. Susurros emergían de los trazos deshilachados de los tapices de aquellos muros, como recuerdo del desgaste de su alma. A veces salía en las noches, aunque cada vez con menos frecuencia, y mientras la luz de la luna iluminaba sus lágrimas silenciosas, se iba convirtiendo en una sombra más en el paisaje urbano, perdida en la multitud que nunca lo miraba a los ojos, sin saber que tras su mirada cansada se escondía una historia de anhelos rotos y la amarga sensación de una libertad que nunca pudo abrazar».

LA BÚSQUEDA DE LA LUZ EN LA OSCURIDAD

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 * Por Elena Aguilar Sneg Mis ojos cansados reflejan la tristeza y la frustración que me consume día tras día. Siento un peso en el pecho, una opresión que no me deja respirar. La vida parece haberme dado la espalda, y yo me encuentro en medio de un oscuro laberinto sin salida. Cada mañana me levanto con la esperanza de que algo cambiará, de que una oportunidad se presentará ante mí. Pero los días se convierten en semanas, y las semanas en meses, y sigo estancada en la misma situación desoladora.  Una vez, un psicólogo quiso dar una voz de alerta a mi familia, advirtiéndoles que los problemas emocionales no siempre se manifiestan de forma evidente. Les explicó que los sutiles cambios de comportamiento, las expresiones de tristeza y el aislamiento podrían ser indicios de que alguien está pasando por momentos difíciles y necesitaba ayuda desesperadamente. Pero los años pasaron, y con el tiempo también pasaron ellos, hasta que me quedé sola una vez más. ¿Qué más puedo hacer?   Me siento i

MÁS ALLÁ DE LA CAPERUZA ROJA

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Por EDGAR VERNE Caperucita no comprendía por qué la abuela se negaba a mudarse de su casa en el bosque a una casa mejor en el pueblo. Una casa en la que, además, estaría más cerca de ella. Caperucita quería mucho a su mamá, pero la relación con su abuela era especial. Le gustaba pasar los domingos en su casa. El olor a galletas y a canela inundaba sus sentidos, envolviéndolos en una dulzura reconfortante que parecía acariciar su alma. Dos cosas que siempre llamaron su atención, eran que su abuela no le permitía quedarse a dormir, y la enviaba de regreso a su hogar al menos tres horas antes del atardecer.   Una mañana, mientras ambas disfrutaban de galletas caseras y té en la mesa de la cocina, Caperucita decidió abordar el asunto nuevamente.   —Abuela, no entiendo por qué no quieres mudarte al pueblo. Vivirías más cerca de nosotros y estaríamos encantados.   La abuela dejó escapar un suspiro y miró por la ventana hacia el bosque, con una expresión distante en su rostro.   —Cape

SOÑAR

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Por Elena Aguilar Sneg  Amanece nuevamente, y la hoja permanece en blanco.  ¡Cuánto quisiera soñar! No importa qué... Sólo soñar.

El Ogro Mogro

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  * Por Ricardo Castillo Cuento infantil. Mogro creció solo en el bosque, sin conocer a nadie más de su especie. Es alto, aunque ya está encorvado por la edad. Usa el trozo de un tronco como bastón. Tiene un ojo tan grande como su boca, que está ligeramente torcida hacia la izquierda. Su nariz es chata y gorda. Sus manos y sus pies son enormes, y sus uñas están muy largas. Aunque eso le sirve para arrancar la fruta de los árboles, Mogro solo come hierbas y frutas. Un día quiso cazar un conejo, pero su cuerpo era muy pesado para alcanzar al ágil animalito. En la carrera tropezó con una roca y cayó tan fuerte que durante varios días no se acordó de quién era.  Cuando pequeño, se acercó a un río y vio su reflejo en el agua.  Se sorprendió al ver su cara grande y fea, con dientes largos, una verruga y una cicatriz. Se asustó tanto que salió corriendo y se escondió en una cueva. Desde entonces, pensó que era un monstruo y que tenía que asustar a la gente que pasaba por el bosque, para que n

Lujuria

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Por Edgar Verne  «La lujuria es conocida como uno de los siete pecados capitales. Sin embargo, Christopher y sus amigos no se preocupan por eso. Ven conmigo a explorar los límites de lo posible y lo imposible, a caminar por los jardines de la imaginación, a explorar los laberintos de los sueños y las pesadillas».   Los tres amigos habían bebido en exceso y eran conscientes de que conducir en ese estado era peligroso. Sin embargo, decidieron continuar con su noche de fiesta. "¡Hemos bebido hasta el límite!", exclamó Christopher mientras aceleraba su BMW. "Ahora debemos encontrar algo divertido". Sus amigos respondieron con gritos, emocionados por la idea.   Durante aproximadamente treinta minutos, recorrieron varias calles en busca de emociones, pero no encontraron lo que deseaban. Los vecindarios por los que pasaron estaban llenos de mujeres de diferentes orígenes y precios, pero esa noche no se trataba de dinero.  — Vámonos de aquí -dijo uno de ellos, aburrid